sábado, 15 de junio de 2013

La Cosecha



  La Cosecha  




 Los rayos de sol me iluminan los ojos y me despierto al instante. Miro el cielo de mi habitación y recuerdo lo que pensé anoche. Hoy comienza la cosecha de tributos en donde cuatro jóvenes irán camino a sus prematuras  muertes.
    Me levanto y me voy al baño a ducharme, cinco minutos y me doy cuanta que estoy sentado, mientras el agua me baña. <<Ofrecerme como tributo>>, es lo que pensé anoche, por un lado, seria salir de esta miserable vida, pero por otro lado. Podría morir.
  Una vez ya limpio me salgo de la ducha, me seco y me visto luego salgo por la ventana de mi cuarto y me voy, ya que me molestaría ver emborrachados a mis padres. Deben ser como las once de la mañana, por que veo a los agentes de la paz, quienes se encargan de la seguridad de cada distrito ya instalando las cosas para la cosecha.
 Me dirijo a la panadería de la familia Robinson y compro trozo de pie de manzana (que a veces me lo puedo permitir) y una botella de jugo de naranja.
-Gracias Señor Robinson –digo. Miro adentro de la bolsa de papel en donde deposito la comida y me encuentro dos rebanas de pie de manzana y le digo al Señor Robinson –disculpe dije un… -hasta que me interrumpe.
-No eso va por cuenta de la casa, no te preocupes –dice –cuídate.
-Gracias –digo y asiento con la cabeza. Y me voy.
Me voy para la playa,  ver por ultima vez mi lugar favorito, es lo que necesito y así medito todo lo que queda de mi día. <<Ofrecerme como tributo>> me como un trozo de pie y bebo el jugo a sorbos. Y dejo el ultimo para después. Me recuesto en la arena y observo las nubes las nubes que pasan por enfrente de mis ojos, estiro mis manos, creyendo poder tomarlas, como si tuviera ganas de aferrarme a una y salir volando de aquí para siempre, pero una y otra vez se me viene a la mente <<Ofrecerme como tributo>>, cierro mis ojos bien fuerte y borro eso de mi memoria pero una y otra vez aparece Jenny y me lo impide.
-Tal vez debería decírselo -me digo,  decirle a Jenny mi plan para protegerla… no lo creo.
Me quito los zapatos y calcetines, quedando descalzos, hago una bola con los calcetines y los pongo dentro de los zapatos. Camino en la arena queriendo llegar a la orilla del mar y mojar mis pies. Veo pececitos nadar alrededor de mis pies, hecho mi cabeza hacia atrás y disfruto esa misma brisa marina. Las olas rompen contra las olas y gotitas de agua saltan y aterrizan en mi cara.
Me devuelvo y me saco la arena de los pies y vuelvo a ponerme los calcetines y zapatos. Me como el ultimo trozo de pastel y me bebo al seco el jugo de naranja…
Jenny no llega, así que decido no ofrecerme tributo, ya no vale la pena. Me recuesto en la arena y  me hecho una siesta, ya que la cosecha comenzara recién a la una mas o menos, así que pongo mi chaqueta en mi cara, para que el sol no me queme el rostro y me duermo.
Cuando despierto, suena la alarma de la cosecha, ¿ya son las una de la tarde? Eh dormido casi dos horas. Recojo las cosas, y los desperdicios los boto a la basura.
Caminando, me encuentro con la larga fila de varones, para el registro, me formo sin importancia y alguien se pone detrás mío y me habla:
-Hola Emmet –dice Sam
-Hola, Sam –digo. “Hola” las únicas palabras que nos decimos ambos.
Una vez registrado me voy a cualquier lado, paro entre un gran grupo de chicos y veo a Sam a unos cuantos metros de mi y miro el grupo de chicas, veo a Jenny acompañada de su hermana Annie la cual esta muy aferrada a ella.
Comienzo a mirar el cielo, las nubes se ven muy esponjosas y el sol destella mucho y bajo la vista hacia el escenario, justo cuando la alcaldesa, Misti Brown viene a dar la bienvenida a esta cosecha de tributos.
-Bienvenidos ciudadanos a la apertura de la cosecha de tributos de los sextogesimos séptimos juegos del hambre –noto algo en su voz, se siente asustada. Ella tiene un par de hijas las cuales igual podrían tener el terrible honor de salir electas en la cosecha y tal vez morir en la arena –bueno comenzaremos primero con las chicas –dice ella y se acerca a la urna y saca el primer nombre, se acerca nuevamente al micrófono y dice.
María Ripper. La chica apenas puede contener el aliento y sube al escenario, tiene el cabello negro, con una trenza, tiene como trece años mas o menos y es delgada. En eso Misti ya saca el siguiente nombre de la segunda tributo.
Estoy temblando –y la segunda tributo mujer es…-dice Misti, no tengo idea de que hacer, vuelvo mi mirada a Jenny y  algo me sorprende –Annie Swan.
Annie Swan! No lo puedo creer, la veo, allí subiendo el escenario, miro a su hermana y tiene la cara roja de tanto sollozar, vuelvo mi mirada a Annie y Misti ya va por el nombre del tributo varón y sin previo aviso dice…
Samuel Coin y el esta preocupado, mira a Jenny y luego a Annie mientras sube el escenario…
-¿Qué esta ocurriendo? –me digo a mi mismo.  Cierro mis ojos por que creo que es un sueño, pero cuando los abro, aun estoy en la cosecha, veo que Misti se acerca de a poco a la urna y tomar el ultimo nombre del varón que ira a la arena. Siento que unas manos me empujan aunque nadie lo hace, mis pies se mueven solos, y aquellas palabras que quise olvidar, comienzan a salir de mi boca atreves de un grito. Estoy ya a dos metros del escenario y suelto:
-Quiero ser voluntario –ya esta lo dije,  no tengo idea que acabo de hacer, pero debe tener algún propósito –quiero ofrecerme voluntario como tributo.
-Ok  -dice y arruga el papel que tiene en sus manos y lo tira al piso, un chico lo recoge, abre y me mira con cara de pena.
-¿Qué he hecho? –susurro.

viernes, 14 de junio de 2013

El Comienzo


   El Comienzo   

Una tras otra las olas rompen con las rocas, el sol esta muy cálido este día,  hace que toda la arena se torne caliente, pero no pienso en eso ahora solo en disfrutar este día. Sentado en la cálida arena, observo como un sin fin de gaviotas y otras aves acuáticas  se lanzan al mar a cazar peces.
Mi nombre es Emmet Finnigs vivo en un lugar al cual llaman Distrito 2 en un país llamado Chile… o lo que queda de el.
Una gran guerra mundial, destruyo casi toda la vida en la tierra, Chile intento no meterse en la guerra, hasta que los distrito insistieron en pelear antes que algún país nos destruyera desprevenidos  y se rebelaron… pero la cuidad capital, llamada La Moneda nos gano y cambio el nombre a El Capitolio. Una vez terminada la guerra descubrimos que muchos países y continentes cayeron, ya no… existían.
El Capitolio a causa de la rebelión, tomo cartas en el asunto.
Se decreto que cada año en memoria de la guerra cada Distrito debería ofrecer cuatro tributos, de doce a dieciocho años, los cuales serian entregados en custodia del Capitolio, y después transferidos a una arena en la cual deberían pelear hasta la muerte y que quede uno o dos vendedores que sean del mismo distrito.
Ya han pasado sesenta y siete años desde que todo empezó, tengo diecisiete años, y por así decirlo no tengo una vida tan buena, con esto de los juegos y que mis padres me odien, me culpan por las muertes de mis hermanos menores, los cuales murieron en los juegos hace cinco años. Debí ofrecerme voluntario… pero el temor no me dejo.
El sol se esta por ocultar, siempre vengo aquí a observar el atardecer, me relaja después de un gran agotador día. El viento sopla y hecho mi cabeza hacia atrás y dejo que la fresca brisa marina me llegue a la cara, que los últimos rayos de sol me iluminen los ojos. Todo se oscurece, doy por hecho que el sol ya se oculto, pero en el instante en que abro mis ojos veo a la única persona que siempre me alegra el día, mi amiga Jenny:
-Al fin te encontré –dice sonriendo.
-Siempre estoy aquí –le digo. Luego Jenny se sienta a mi lado a mirar el atardecer.
-Ya mañana empiezan –dice ella refiriéndose a la cosecha de los Juegos del Hambre.
-Lo se –digo.
-Tengo miedo –me dice -¿qué crees que ocurra?
-No lo tengas, ni tu, ni yo y tu hermana seremos elegidos –le digo. Ella al igual que yo perdió a su hermano mayor en los Juegos del Hambre, en el mismo año que los míos. Desde aquel entonces compartimos un gran vinculo. Ahora ella tiene novio, yo sentía algo por ella, pero nunca se lo dije. Ahora espera un bebe del chico, ya tiene unos cuatro meses. Y cree que por esa causa podría ser elegida en los Juegos del Hambre de este año con su novio.
-Ok, pero quien lo sabe –me dice.
Vemos el atardecer, el sol se oculta ya atrás del mar, la brisa se torna fría y se logran ver algunas estrellas en el cielo. Me levanto y le ofrezco la mano a Jenny, y ella la acepta.
-Vámonos, ya a nochera –le digo –te iré a dejar a tu casa
-Ok, gracias –me responde
Caminamos por las calles del Distrito 2, un grande, pero si conoces bien las calles como yo, no te darás cuenta cuando ya llegas a tu destino. Nosotros tardamos al menos diez minutos en llegar a su casa. Una vez allí, el novio de Jenny, Sam, espera sentado en una banca alado de la casa de ella.
-Hola Sam –digo
-Que tal Emmet –me dice
-Bueno hasta mañana –me dice Jenny
-Oh! Llegaste Jenny –llega diciendo su hermana que tiene un año menos que yo, su nombre es Annie.
-Hola Annie –digo.
-Hola Emmet –me dice. Por unos segundos queda un raro silencio entre nosotros, hasta que digo.
-Bueno… me voy –me doy la vuelta –adiós, hasta mañana –digo mientras camino.
La luna apareció, y voy camino a mi casa, aunque no quiero ir por que se que mi familia no me quera allí. Paso por el puente que da la Isla de los Vencedores. El lugar que obtienes si ganas los juegos, una mejor vida, no tanto como la prematura muerte en los Juegos del Hambre.
Estoy a un metro de la puerta de mi casa, intentando crear un campo de fuerzas a prueba de insultos. Abro la puerta y allí están, nuevamente bebiendo, como siempre, me miran, listo para sacar las palabras que creen que me hacen daño.
-Hasta que llegas –dice mi padre.
-Esteba con Jenny –digo poniendo los ojos en blanco.
-¿Con esa chica inmunda? –dice mi madre.
-No lo es –estallo –ya déjenme en paz.
-Claro como tu dejaste morir en paz a tus hermanos –suelta mi padre.
-Ya vasta –grito
-Pues vete, nadie te quiere aquí –dice mi madre.
-Si hazlo –grita mi padre con mucho odio. Volteo y camino hasta la puerta de mi habitación cuando mu madre me empuja.
-Escuchaste –me dice lanzándome su apestoso aliento a alcohol.
-Claro como sea, pues mañana mismo, al terminar la cosecha mi iré de aquí –le digo sin mirarla a la cara y furioso.
-Eso espero… eso espero –me dice y lo siguiente que hace es lanzarme el ron que tenia en el vaso de su mano a mi cara. Me corro a mi cuarto y cierro la puerta.
Me hecho al suelo y pienso mientras me seco la cara, algunas lagrimas ya se me salen de los ojos, pero recupero la cordura. Que mi propia familia me odie ,e destroza completamente. Me quito la ropa y quedo en ropa interior y me tiro en la cama y pienso –Jenny te protegeré, me ofreceré como tributo.
Me tapo con las sabanas y cierro mis ojos para envolverme en un agradable sueño. Esperando que el sol  me despierte cubriéndome los ojos con sus cálidos rayos pensando otra vez <<Ofrecerme como tributo>>.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Los 63º Juegos del Hambre

   La historia transcurre en u lugar en el cual antes era Chile, en donde se desato una guerra mundial y los 15 distritos de este lugar se revelaron y el Capitolio, la cuidad que manda a estos, los venció y hizo que cada año los distritos enviasen a cuatro jóvenes de 12 a 18 años en una competencia a muerte que se hizo popular a lo largo de los años.
    Conocerás a Emmet Figgnis que entra a los juegos para proteger a dos amigos Sam y Annie, que son unas muy importante para su fiel amiga Jenny, el esta dispuesto a pelear hasta la muerte aunque deba asesinar a los demás tributos. Lleno de intriga esperemos que disfrutes esta primera gran historia.